Miles de niños, niñas y adolescentes se benefician del programa de alimentación de la Fundación Nacional Niño Simón, que pese al Coronavirus se mantiene activo gracias a mujeres comprometidas con la Patria
Prensa (FNNS/ 23.07.20).- Son tiempos de crisis a toda escala, la humanidad se ha visto seriamente afectada con la aparición de la pandemia. Venezuela la patria heroica y solidaria se reinventa, hace frente al enemigo invisible pero tristemente mortal que acecha la vida de su gente.
Los fogones de las “Casas de los Niños” (CDN), siguen encendidos con cuarentena radical y todo, incluso durante este período vacacional en las modalidades de educación convencional y no convencional, ésta última en la cual se incluyen las CDN.
El programa de alimentación de las “casitas” pertenecientes a la Fundación Nacional “El Niño Simón” (Fnns), beneficia a miles de niñas, niños y adolescentes. En el mes de junio fueron entregados (en viandas empacadas) 98 mil 156 almuerzos y meriendas, distribuidas en 9 regiones: Distrito Capital, Miranda, Carabobo, Lara, Mérida, Zulia, Táchira, Anzoátegui y Nueva Esparta.
Como muchos otros venezolanos que según su oficio esencial les ha tocado meterle el pecho a la situación, la señora Migdalia Ramones se despierta bien temprano para irse al trabajo, deja todas sus cosas listas por la noche y en la mañana después de tomarse el acostumbrado cafecito y colocarse su tapaboca, guantes y todos los implementos para protegerse del Coronavirus, sale de su casa ubicada en la parroquia Coche de Caracas y emprende su camino, ella prefiere utilizar el transporte superficial (autobús) pero cuando no tiene algún “sencillito” debe tomar la opción de trasladarse en el Metro.
Migdalia tiene 65 años, es la encargada de la cocina desde hace casi 5 años en la CDN “El Papagayo" ubicada allí mismo en Coche, muy cerca del mercado popular. En este centro de formación son atendidos aproximadamente unos 80 niños y niñas, semilleros de la patria, quienes la mayoría viven y estudian en la misma zona.
Expresa orgullosa, que le complace ejercer su labor desde hace 20 años en la Fnns. “Hay un buen ambiente de trabajo, aquí estoy con mi gente. Cuando nos tenemos que sentar a charlar de trabajo, es de trabajo, y cuando es de echar broma, echamos broma, también nos ha tocado llorar, ¡Ahí vamos, guapeando!”.
Al informarle que el programa de alimentación continuaba sus labores a pesar del COVID-19, su respuesta fue: “¡Yo misma soy!, a mí ni coronavirus ni nada me detiene”, expresó.
Cuenta, entre risas, que habló con uno de los coordinadores y le dijo: “Soy rolo e’vieja, a mí no me va a matar ni Coronavirus ni nada”, y él riendo contestó: “Migdalia yo voy hablar, llamó a su Directora. Me llamaron y aquí estoy dando la talla”.
“Nosotros somos un equipo, vamos a seguir trabajando por los niños que tienen que seguir recibiendo sus beneficios, porque tenemos niños que se alimentan solamente con el plato de comida que se les da aquí”, precisa con cierta seriedad.
Es la dura realidad de una Nación con un potencial en diferentes áreas, que a causa de un bloqueo criminal impuesto por el imperialismo estadounidense, le ha tocado establecer estrategias para que el pueblo tenga un nivel de vida estable.
“Una niña en estos días pidió una pastilla, y pregunté: ‘¿Qué tienes?’, a lo que me respondió: ‘me siento mal’. Nuevamente pregunté: ‘¿Por qué vienes, si te sientes mal?’ y su respuesta hizo que se me salieron las lágrimas: 'Es que no como desde ayer, cuando comí aquí al mediodía’. Aún sintiéndose mal llegó'. ¡Entonces, tenemos que trabajar por ellos!”, explica convencida que su lugar está en la Casa de los Niños.
El alimento puede escasear debido a la guerra económica, y los chamos no van a dejarán de comer: esa es la misión de las mujeres y hombres que trabajan de sol a sol para alimentar a quienes guiarán, a futuro el destino de la patria de Bolívar y Chávez.
Migdalia repasa la cotidianidad de sus días: “Aquí llega el pedido todos los martes, se comunican con la Directora para saber qué hace falta, qué tenemos y qué no. Cuando no llega algún insumo, pues se resuelve, para poder garantizar la comida de los niños. Llegan con todas las cosas y la gente (el personal) de aquí va y ayuda al Señor del camión a traer todo porque él a veces anda solo”.
En el inventario diario, continúa: “El señor del Servicio General, las aseadoras, la Directora y yo recibimos, revisamos que los alimentos estén en buenas condiciones, lo que es de lavar, yo voy lavando los vegetales y todo eso, se acomoda todo en su lugar y a echarle pichón otra vez el miércoles”, explica Migdalia.
Además dice que cuando llega el mercado a la Casa de los Niños, ya viene con el menú preestablecido y las hojas del pedido con la cantidad que viene. “Tenemos nuestra cartelera en la cocina y ahí se pega el menú. Es bien balanceado para todos los niños matriculados, la cantidad es suficiente y se les está entregando a sus representantes el almuerzo y la merienda”.
Ella al igual que la mayoría de los venezolanos y los ciudadanos extranjeros residentes en el país, destaca la gestión a favor de la protección social y el acertado manejo de la pandemia por parte del Gobierno Bolivariano.
“Yo estoy agradecida de verdad con la Fundación porque tengo mi empleo, por lo que hacen por los niños. El presidente, Nicolás Maduro, está haciendo un trabajo muy bueno, gracias por todo, porque si él fuera como quienes gobiernan en otros países, los muertos los estuvieran recogiendo en la calle”, manifiesta con cara de espanto.
Ataviada con un delantal naranja y gorrito combinado del mismo color, Migdalia hace hincapié en el necesario cumplimiento de las medidas preventivas por parte de quienes a diario llevan las viandas de sus hijos para recibir los alimentos.
“Los papás tienen que venir con su tapaboca y yo soy una que les digo: 'Miren dónde están sus guantes', porque yo trabajo con guantes también y con el tapaboca. Yo me asomo y les digo: '¿dónde están los guantes? Porque así, nos estamos protegiendo nosotros y los queremos proteger a ustedes también'. Siempre recuerdo que si nos viene una supervisión, nos podemos meter en problemas, aunque mi trabajo es en la cocina, aunque igualito, yo me asomo, es parte de mi función, para protegernos todos”.
Siendo adulta mayor, Migdalia, admite con un poco de nostalgia que no se va a quedar en su casa mientras tenga voluntad y sentido humanista como lo ha hecho hasta ahora.
“Me faltan 5 años para jubilarme, y si te soy sincera, yo quiero seguir trabajando hasta que me toque, porque, ¿Qué voy hacer en la casa?, si el mes que estuvimos sin trabajar me iba dando algo por estar metida en la casa. Me gusta mi trabajo y que lo diga la Directora, hasta que Dios quiera seguiré trabajando, todos los días me levantó y le doy gracias a Dios por esa fortaleza que me da cada día”.
Zulia, resiliencia a toda prueba
En el estado Zulia, hay siete CDN distribuidas así: 6 en Maracaibo y 1 en San Francisco. Ambos municipios, en especial la capital, han sido brutalmente afectados por el Coronavirus debido al foco del popular mercado Las Pulgas.
“Maracaibo es el epicentro”, es la frase que retumba en la cabeza de los zulianos y no precisamente por una razón positiva, sino que la escuchan en los reportes diarios ofrecidos por las autoridades, quienes han explicado que la cepa que llegó a esta región fronteriza es proveniente de Colombia y es mucho más agresiva que los demás brotes ocurridos en el país.
Tarea nada fácil para las servidoras y servidores de la Fundación Nacional El Niño Simón en el estado Zulia (Fnnsz). Precisamente al oeste de la tierra del sol amada está ubicada una CDN “Antonio Borjas Romero”, allí son beneficiados 165 niños y niñas diariamente, todos de sectores populares habitados en su mayoría por familias de raíces colombianas o indígenas.
Gina García es la cocinera encargada de preparar los deliciosos platos que disfrutan las niñas, niños y adolescentes de esta “casita”. Madre soltera de 3 semilleros, esta morena de 49 años todos los días inicia su jornada a las cinco de la mañana.
“Yo me levanto todos los días muy temprano para dejar todo hecho en mi casa y alistarme para ir a mi trabajo; al llegar a la CDN inicio mi jornada con mucha alegría, me dedico con amor a la preparación de los alimentos de mis niños, para mí son como otros hijos más”.
Gina vive cerca de su sitio de trabajo, de hecho se va a pie, eso le permite organizarse y estar pendiente de sus hijos, al mediodía retorna a su casa para ejercer su rol de madre y padre. “Con dedicación hago mi labor para los niños de nuestra parroquia, quienes en su gran mayoría se encuentran en estado de vulnerabilidad”, destaca.
La música es su fiel compañera durante la mañana, le gusta escuchar todos los ritmos que suenan en sus emisoras favoritas. “Me encanta mi trabajo, lo disfruto mucho y sé que estoy contribuyendo a la felicidad de muchas familias con el pan de sus hijos, sobre todo en la cuarentena donde muchos padres han visto mermados sus ingresos porque son comerciantes informales”, explica.
Ella se muestra optimista ante la difícil situación de salud que hay en la actualidad. “Aún en el tiempo de pandemia que enfrentamos, estoy segura superaremos todos unidos muy pronto con la intersección de nuestro señor Jesucristo”, sostiene, al tiempo que cruza sus brazos, desde la cabeza hasta sus hombros en señal de la cruz.
Más que testimonios, son vivencias históricas de quienes no pueden optar entre quedarse en casa o salir a la calle, la necesidad les dice: ¡Deben vencer!
Es una muestra de que la Fundación Nacional Niño Simón, encabezada por la Dra. Magaly Gutiérrez no desmaya ante ninguna adversidad, cuenta con un ejército de guerreros con gran talante humano. Mujeres y hombres que asumen las medidas tomadas por el Ejecutivo Nacional, que lidera el presidente constitucional, Nicolás Maduro, para velar por el buen desarrollo y la salud integral de los niños y jóvenes de la patria, logrando a través de ellos la felicidad de la familia venezolana.